Pa’ que engañarnos tenía el típico tochaco diciendo lo bonito que me ha ido el 2015 y demás chuminadas desde hace varios días, pero creo que es mejor improvisar y decir lo que d verdad se piensa en el momento.
Este 2015 he conocido (por suerte o por desgracia) a mucha gente, gente que se ha quedado, gente que se ha ido pero sobretodo gente que no tenía ni que haber aparecido. Esa clase de gente que llega, hace que confíes en ella y cuando te das la vuelta… PUM. Y como un día alguien me dijo, el de ahí arriba es muy sabio y sabe a dónde tiene que ponernos a cada uno según nuestros actos.
Pero bueno, nada de esto tendría sentido sin que gracias a ellos haya aprendido a valorar a los que de verdad están, los que más lejos o más cerca siempre saben que hacer o cuando estar para verme bien, y al fin y al cabo ellos son los que importan. Los que sin pedirte nada a cambio están ahí, los que aún conociendo tus fallos y tus defectos deciden quedarse a tu lado para enseñarte que la vida tiene dos caras, al igual que las personas, que solamente se trata de buscarle la cara que te haga bien.
Cabezona, testaruda, tozuda, cabezota, terca… llámalo como quieras pero eso sí, cuándo digo algo lo cumplo y demuestro hasta el final.
Quizás este año haya aprendido y crecido como persona más que el resto de los años anteriores, gracias a una única persona. Gracias a esa persona que capaz de saber sacarme de quicio y relajarme en el mismo instante y por ello, jamás en la vida dejaré que se vaya de mi lado pese a quien le pese y digan lo que digan.
Este año me ha servido sobretodo para darme cuenta de que si algo quieres que te salga bien no debes contárselo ni a tu propia sombra. Porque siempre, siempre, siempre habrá alguien o algo dispuesto a fastidiarte lo que de verdad quieres que sea. Y que hay más bonito que tener un secreto con alguien especial? Yo creo que nada, no existe nada más bonito que tener algo que compartir con una única persona, algo que nos una, algo que cuando seamos viejecitos recordemos.
Puede que haya tenido muchos fallos a lo largo de este año, quizás más de los normales. Pero también sé que son esa clases de fallos que no se cometen más de una vez, que con una y con un escarmiento va de sobra.
En fin, quizás no haya sido el mejor año por norma general pero si somos realistas ha habido muchísimos momentos que daría la misma vida por repetir una y otra vez todos los días de mi vida.
Como deseo para el 2016 quiero una única cosa y es que las personas que de verdad han estado este 2015 conmigo en lo bueno y en lo malo sigan en 2016 y todos los demás años que quedan por venir.
Y como última despedida para el 2015, darle las gracias por el millón de sonrisas que me han sabido sacar esas aunque pocas, grandes personas.